Según cuenta un artículo que circula por Internet, Hitler ordenó la fabricación de una muñeca hinchables para sus soldados con el objetivo de evitar que contrajeran enfermedades venéreas.
Este peculiar proyecto del ‘führer’, bastante más inocuo y naïf que otras ideas que salieron de su cabeza, recibió el nombre de Borghild, un personaje femenino de la mitología nórdica. Sirva este dato para hacernos a la idea que la tal Borghild tenía que ser alta, rubia y esbelta como la protagonista de un anuncio de seguros de vida.
Seguramente la mayoría de vosotros no sabéis que las inocentes muñecas hinchables que venden en los sex shops y que es probable que hayáis comprado para alguna despedida de soltero son en realidad un invento del nazismo. Fue el propio Hitler el que pensó su diseño y ordenó su construcción siguiendo los ideales estéticos arios y con el objetivo de preservar la pureza de la raza alemana, así que puede que la próxima vez que veáis una no os parezca tan inocente.
Los juguetes eróticos nazis
En 1940 los soldados alemanes ya llevaban un año fuera de su casa, combatiendo en la Segunda Guerra Mundial. Del frente llegaban numerosos informes de bajas causadas por enfermedades venéreas como la sífilis y la gonorrea, producidas por tener relaciones sexuales con prostitutas sin protección y en malas condiciones de higiene. Para solucionarlo, Hitler pensó en la construcción de una muñeca que los soldados pusiesen usar para calmar su deseo sexual sin tener que recurrir a la prostitución, además de para evitar que los soldados arios pudiesen dejar embarazadas a mujeres que no lo fueran y la raza acabase degenerando.
La muñeca debía ser fácilmente transportable para que cada soldado pudiese llevar una en su mochila, así que el fürher ordenó que se construyese en un material que pudiese inflarse. Para ello, ordenó a un equipo de médicos e ingenieros dirigidos por el doctor Olen Hanussen el diseño de un prototipo de la borghild, la “muñeca del pueblo”. En la carta en la que ordena su construcción, publicada recientemente por un periódico noruego, el fürher especifica que la muñeca debe seguir los ideales estéticos del nazismo, es decir, ser esbelta, rubia, alta, de piel clara y con ojos azules. Además, dice textualmente que debe tener “una altura de 1,76; labios y pechos gigantes; piernas, brazos y cabeza articulada y un ombligo bien diseñado” , suponemos que siguiendo los gustos del propio fürher.
El equipo encargado de su construcción solicitó a la actriz Käthe von Nagy que se prestase para el molde, pero ella se negó a que la reproducción de su rostro pasase por las manos de todos los soldados alemanes, así que finalmente se usaron los cuerpos de dos atletas alemanas, Wilhenmina von Bremen y Anette Walter. Sin embargo, el bombardeo aliado de la ciudad de Dresde destruyó la fábrica donde se estaban construyendo, por lo que el proyecto finalmente no se llevó a cabo.
Hay varias versiones y lastimosamente ninguna de ellas parece ser de un historiador.. En fin la veracidad de la informacion esta en duda. De aqui partimos para difundir a carta abierta esta información curiosa.
Este peculiar proyecto del ‘führer’, bastante más inocuo y naïf que otras ideas que salieron de su cabeza, recibió el nombre de Borghild, un personaje femenino de la mitología nórdica. Sirva este dato para hacernos a la idea que la tal Borghild tenía que ser alta, rubia y esbelta como la protagonista de un anuncio de seguros de vida.
Seguramente la mayoría de vosotros no sabéis que las inocentes muñecas hinchables que venden en los sex shops y que es probable que hayáis comprado para alguna despedida de soltero son en realidad un invento del nazismo. Fue el propio Hitler el que pensó su diseño y ordenó su construcción siguiendo los ideales estéticos arios y con el objetivo de preservar la pureza de la raza alemana, así que puede que la próxima vez que veáis una no os parezca tan inocente.
Los juguetes eróticos nazis
En 1940 los soldados alemanes ya llevaban un año fuera de su casa, combatiendo en la Segunda Guerra Mundial. Del frente llegaban numerosos informes de bajas causadas por enfermedades venéreas como la sífilis y la gonorrea, producidas por tener relaciones sexuales con prostitutas sin protección y en malas condiciones de higiene. Para solucionarlo, Hitler pensó en la construcción de una muñeca que los soldados pusiesen usar para calmar su deseo sexual sin tener que recurrir a la prostitución, además de para evitar que los soldados arios pudiesen dejar embarazadas a mujeres que no lo fueran y la raza acabase degenerando.
La muñeca debía ser fácilmente transportable para que cada soldado pudiese llevar una en su mochila, así que el fürher ordenó que se construyese en un material que pudiese inflarse. Para ello, ordenó a un equipo de médicos e ingenieros dirigidos por el doctor Olen Hanussen el diseño de un prototipo de la borghild, la “muñeca del pueblo”. En la carta en la que ordena su construcción, publicada recientemente por un periódico noruego, el fürher especifica que la muñeca debe seguir los ideales estéticos del nazismo, es decir, ser esbelta, rubia, alta, de piel clara y con ojos azules. Además, dice textualmente que debe tener “una altura de 1,76; labios y pechos gigantes; piernas, brazos y cabeza articulada y un ombligo bien diseñado” , suponemos que siguiendo los gustos del propio fürher.
El equipo encargado de su construcción solicitó a la actriz Käthe von Nagy que se prestase para el molde, pero ella se negó a que la reproducción de su rostro pasase por las manos de todos los soldados alemanes, así que finalmente se usaron los cuerpos de dos atletas alemanas, Wilhenmina von Bremen y Anette Walter. Sin embargo, el bombardeo aliado de la ciudad de Dresde destruyó la fábrica donde se estaban construyendo, por lo que el proyecto finalmente no se llevó a cabo.
Hay varias versiones y lastimosamente ninguna de ellas parece ser de un historiador.. En fin la veracidad de la informacion esta en duda. De aqui partimos para difundir a carta abierta esta información curiosa.
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